Hoy vamos a debatir un aspecto que seguramente en la década de los 80 era interesante y novedoso, pero hoy en día con los avances en ciencia, fisiología, genética y profesionales preparados para hablar de sus implicaciones, debemos arrojar conocimiento y desmontar creencias que hasta la fecha aún se dan como válidas.

Los avances científicos y la especialización de los profesionales en genética han logrado cambiar el paradigma de este “gen misterioso en el deporte”. Solo un gen de 35,000 (si, 35,000) nunca puede explicar algo tan complejo como una enfermedad, cáncer o unas capacidades determinadas, como el rendimiento deportivo, lesiones...


Estamos hablando del ACTN3, siendo un gen que ha suscitado gran interés en la investigación que rodea al mundo del deporte desde hace muchos años. Como bien se sabe, este gen codifica la proteína alfa-actinina-3, que se encuentra exclusivamente en las fibras musculares de contracción rápida. Las fibras musculares de contracción rápida son las responsables de las actividades explosivas de alta intensidad, como el sprint y el levantamiento de pesas. La presencia o ausencia del gen ACTN3 podría afectar al rendimiento deportivo, lo que ha dado lugar a algunos falsos mitos en el mundo del deporte.


Uno de los mitos más extendidos en torno al ACTN3 es que la presencia del gen es necesaria para el éxito deportivo. Si bien es cierto que tener el gen ACTN3 podría mejorar el rendimiento en ciertas actividades, no es el único factor que determina las habilidades deportivas. Otros factores como el entrenamiento, la nutrición y la resiliencia mental también son cruciales para alcanzar el éxito en el deporte. Estas consideraciones que tanto peso tienen son los que se olvidan en estos estudios llevados a cabo por profesionales no relacionados con el mundo de la genética y seguramente apoyados por empresas y/o organizaciones que buscan “encubrir o adulterar” estos resultados presentados por este gen en el mundo del deporte.


Otro mito que rodea al ACTN3 es que las personas sin el gen no son aptas para actividades explosivas y de alta intensidad. Sin embargo, esto no es del todo cierto.

Aunque la ausencia del gen ACTN3 puede afectar a la capacidad de un individuo para destacar en determinados deportes, no significa que no pueda participar en estas actividades o rendir bien en ellas. Desde hace años se pensaba que la ausencia de este gen favorecía a los deportistas de resistencia, pero con los años y la profundidad de las investigaciones, muchos de los deportistas de resistencia presentan fibras musculares de contracción rápida. 


En el campo de las lesiones musculares es donde el ACTN3 ha jugado el papel más importante, pero no siempre enfocado de la forma más correcta. Estos estudios de lesiones en el deporte, sobre todo las musculares han sido llevadas a cabo por personas con escaso o nulo conocimiento en genética, que incluso nombran de forma errónea al polimorfismo de este gen, pudiendo tener un conflicto de “intrusismo” en un campo demasiado complicado; al igual que un genetista no sería capaz de pautar entrenamientos para ganancia de fuerza muscular o preparación física, un profesional de Ciencias de Actividad Física y del Deporte (CAFyD) es incapaz de analizar genéticamente las características intrínsecas musculares y afirmar con “tanta alegría” estos aspectos. 

Esta falta de conocimiento es lo que ha llevado a que este gen se estudie mucho en profesionales de CAFyD, sin demostrar, entre otras cosas, ser un gen relevante en este tipo de lesiones, como se ha confirmado posteriormente en estudios liderados por especialistas en genética y con el uso de un mayor número de genes implicados no solo en fibras musculares, si no en todos los condicionantes que rodean al músculo en el deporte; metabolismo, presión sanguínea, inflamación, arrojando un peso nulo al polimorfismo del ACTN3 en esta rama del rendimiento deportivo.


En conclusión, aunque la presencia del gen ACTN3 podría influir en el rendimiento deportivo, no es el único factor que determina el éxito en el deporte.

Es esencial disipar los falsos mitos en torno al ACTN3, ya que un único gen de todo el puzzle no puede explicar una condición del ser humano y, siendo humildes, debemos reconocer que la genética es sólo una pieza del rompecabezas cuando se trata del rendimiento deportivo. 

Ahora bien, es una pieza sin la cual, la información del rompecabezas se queda a medias. Si quieres completarlo, aquí puedes.

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