Hemos visto en anteriores posts el efecto de la genética con el riesgo de las lesiones deportivas, sobre todo las musculares y tendinosas/ligamentosas. Como se ha comentado, es sólo uno de los factores que pueden provocar lesiones en la práctica deportiva a cualquier nivel, pero no hay que desprestigiar otro tan importante como la nutrición, puesto que según el dicho “somos lo que comemos”, podemos resolver dudas acerca de los malos hábitos alimenticios que nos rodean y que nos limitan en el rendimiento deportivo.
La mala nutrición puede tener un impacto significativo en el rendimiento deportivo y aumentar el riesgo de lesiones musculares. A su vez, una nutrición adecuada es fundamental para proporcionar al cuerpo los nutrientes necesarios para mantener la salud muscular, promover la recuperación y prevenir lesiones.
Cuando existe una mala nutrición, ya sea por una ingesta insuficiente de calorías, deficiencias de nutrientes o una dieta desequilibrada, el cuerpo puede sufrir una serie de problemas que afectan directamente al tejido muscular. Aquí hay algunas formas en las que la mala nutrición puede contribuir a las lesiones musculares deportivas:
- Déficit de energía: Si no consumes suficientes calorías para satisfacer las demandas energéticas de tu actividad física, el cuerpo puede comenzar a utilizar las reservas de glucógeno muscular y grasa corporal como fuente de energía. Esto puede llevar a una reducción de la masa muscular y a una disminución de la fuerza, aumentando así el riesgo de lesiones musculares.
- Deficiencias de macronutrientes: Los carbohidratos, proteínas y grasas son macronutrientes esenciales para el rendimiento deportivo. Una ingesta inadecuada de estos nutrientes puede afectar negativamente la función muscular y la capacidad de recuperación. Los carbohidratos proporcionan energía para el ejercicio, las proteínas son necesarias para la reparación y regeneración muscular, y las grasas saludables desempeñan un papel en la función hormonal y la reducción de la inflamación.
- Deficiencias de micronutrientes: Las vitaminas y minerales también juegan un papel crucial en la salud muscular y la prevención de lesiones. Por ejemplo, la deficiencia de vitamina D puede debilitar los huesos y aumentar el riesgo de fracturas y lesiones óseas. La falta de hierro puede provocar anemia, lo que afecta la capacidad de los músculos para transportar oxígeno y puede disminuir la resistencia. Las deficiencias de otras vitaminas y minerales también pueden afectar negativamente la función muscular y la recuperación.
- Hidratación inadecuada: La deshidratación puede conducir a calambres musculares, fatiga y un mayor riesgo de lesiones. El agua es esencial para mantener la función muscular adecuada y regular la temperatura corporal durante el ejercicio. Una hidratación insuficiente puede disminuir la capacidad de los músculos para contraerse y relajarse de manera eficiente, lo que aumenta el riesgo de distensiones y desgarros musculares.
En la práctica deportiva, es recomendable buscar el asesoramiento de un profesional de la salud o un nutricionista deportivo para obtener pautas personalizadas sobre nutrición en la modalidad deportiva que se desempeña y con ello prevenir lesiones.
Es importante destacar que la nutrición inadecuada es solo uno de los factores que influyen en las lesiones musculares deportivas. Otros factores, como la técnica de entrenamiento, el descanso adecuado, el calentamiento y estiramiento adecuados, así como la genética desempeñan un papel crucial en la prevención de lesiones.
Las lesiones son un aspecto multifactorial, pero si tienes muchas de estas variables controladas, tendrás más éxito deportivo.