Esta semana queremos acercaros un tema que ha cobrado mucha relevancia recientemente.
Hace algo más de un mes World Athletics (la máxima autoridad en atletismo a nivel internacional), ha puesto en vigor su última normativa de admisión para atletas Transgénero y con Trastorno del Desarrollo Sexual (TDS).
La nueva regulación a seguir para poder competir en la categoría femenina, establece directrices muy restrictivas, sobre todo, en torno al control de los niveles de testosterona en sangre.
Si una atleta Transgénero/TDS quiere ser reconocida en la categoría femenina, entre otras consideraciones, debe mantener sus niveles de testosterona en sangre por debajo de una concentración de 2,5 nmol/L . De esta manera puede equipararse a los niveles esperables en mujeres, con un rango de testosterona habitual entre 0,06 – 1,68 nmol/L.
En comparación, en hombres, el rango se establece entre 7,7 – 29,4 nmol/L. Esta potente hormona anabolizante contribuye en el mayor desarrollo muscular de los hombres a partir de la pubertad, y confiere a estos un mejor desempeño en deportes donde la fuerza y la resistencia son claves.
Aquí se centra la mayor parte de controversia en torno a estas regulaciones. Muchos piensan que es justo que se realicen este tipo de controles, para que exista igualdad de oportunidades entre personas que se identifican dentro del mismo género. No obstante, otras personas creen que estas regulaciones están fuera de lugar y que someten a los atletas a intervenciones médicas arriesgadas, además de que se vulnera su derecho al honor y la intimidad.
Desde Sportnomics nos parece una oportunidad increíble para indagar en ciertas peculiaridades genéticas y su asociación con el rendimiento deportivo.
Uno de los casos de atletas con TSD más conocidos es el de la corredora en pista Caster Semenya, ganadora de 2 medallas olímpicas y 3 campeonatos del mundo en la categoría de 800 metros.
La corredora sudafricana es una mujer intersexual, que se trata de un conjunto de personas con variaciones en sus características sexuales y genéticas, y cuya manifestación no siempre es obvia. Caster, aunque dotada de un genética clásica típica de varón con cromosomas sexuales XY, fue asignada mujer en el nacimiento y es el género con el que se identifica hasta ahora.
La razón por la cual Caster exhibe rasgos característicos de una mujer es, ni más ni menos, que una mutación en el gen SRD5A2, que codifica para la enzima 5α-reductasa tipo 2 (5αR2). Los sujetos con esta alteración producen niveles de testosterona típicos de un varón y, de hecho, pueden desarrollar ciertos caracteres masculinos durante la pubertad tales como una voz más grave o hipertrofia muscular clásica de hombres. No obstante, la actividad de la enzima 5αR2 conlleva una deficiencia en la conversión de la testosterona a la forma 5α-dihidrotestosterona (DHT), impidiendo que se den la totalidad de cambios asociados a la pubertad en varones.
Como hemos dicho antes, para competir en la categoría femenina, Caster debe mantener su testosterona por debajo de 2,5 nmol/L.
Aunque, ¿realmente esta limitación iguala el plano competitivo? Durante muchos años y en especial durante la pubertad, que es la etapa en la cual se da el pico de crecimiento y de ganancia de masa muscular, se ha beneficiado de unos valores de testosterona propios de un varón. De hecho, muchas de estas adaptaciones todavía perduran en su cuerpo y pueden llegar a conferir una ventaja competitiva. Además, Caster puede optar por el tratamiento de reemplazo hormonal y administrarse estrógenos; contribuyendo más si cabe a su ventaja competitiva al tratarse también de hormonas anabolizantes, eso sí, en menor media que la testosterona.
A parte de su ética de trabajo y perseverancia, Caster Semenya es un fenómeno de la naturaleza. Aparte de la ya comentada mutación en el gen SRD5A2, la deportista sudafricana reúne una gran variedad de aptitudes para la práctica deportiva, que le confieren un punto de partida muy aventajado.
Desde luego, en Sportnomics nos encantaría desentrañar los “secretos” de la genética hercúlea de Caster, con nuestro análisis de variantes genéticas de interés en el rendimiento y salud deportiva.
